Covadonga, la batalla que nunca fue by Jose Luis Corral

Covadonga, la batalla que nunca fue by Jose Luis Corral

autor:Jose Luis Corral [Corral, Jose Luis]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Novela, Histórico
editor: ePubLibre
publicado: 2024-03-01T00:00:00+00:00


9

LOS ORÍGENES DE LA RESISTENCIA CRISTIANA Y PELAYO

9.1. Los orígenes del reino de Asturias

Pocos asuntos historiográficos han suscitado tantas controversias y tantas discrepancias entre historiadores como los orígenes de la resistencia cristiana en el norte de la península ibérica en el siglo VIII y las raíces del reino de Asturias, que han desencadenado grandes desencuentros y enconados debates; entre otras cosas porque los documentalistas furibundos se han obcecado en seguir casi al pie de la letra el texto de las crónicas cristianas, mendaces y manipuladas, a la vez que han ignorado las crónicas árabes, no menos tergiversadoras del pasado, y han despreciado y desconocido la ingente información que proporcionan las fuentes materiales[640].

A ello han contribuido diversos factores, como la confusión en la ubicación de los pueblos prerromanos y los cambios de ubicación que se produjeron en estas entidades tribales entre los siglos I y VII, entre ellos los vascones, los cántabros y los astures.

Los pobladores de los territorios al norte de la vía romana de Pamplona a León perdieron su denominación de cántabros y pasaron a ser llamados astures en las fuentes visigodas[641]; y la distorsión se generalizó debido a las escasas noticias fiables sobre los acontecimientos sucedidos en la primera mitad del siglo VIII y a la ausencia de resistencia durante la primera década de la conquista árabe, que comenzará después, cuando los gobernadores musulmanes se asienten, en la algarada de 721-722[642].

Dos tesis se han enfrentado a la hora de explicar el origen del reino de Asturias.

La primera lo sitúa como heredero directo y sin solución de continuidad del reino visigodo de Toledo; fue defendida con vehemencia por Claudio Sánchez-Albornoz y más recientemente por Besga Marroquín y otros muchos.

La segunda es la vía «indigenista», que abrieron Barbero y Vigil[643].

Ambas posturas, manifiestamente contradictorias, han tenido continuadores, como Ruiz de la Peña, que abogó por un origen visigodo de la resistencia, en tanto otros como Fernández Conde han redimensionado las posiciones indigenistas, criticando las tradicionales de los neogoticistas, y matizando que la romanización fue bastante intensa, fruto de la prolongada presencia de las legiones VII Gemina y VI Victrix en territorio astur; para ello alegan que los magnates no emergieron con fuerza hasta bien entrado el siglo VIII, cuando ya habían sucumbido centros de poder musulmán como Gijón, donde se había establecido el gobernador Munuza[644], a la vez que a mediados del siglo VIII aparecían y se desarrollaban nuevos centros como Cangas de Onís, Pavía y, ya en el siglo IX, Oviedo, ninguno de ellos con precedentes importantes de una ciudad antigua[645].

Las crónicas de finales del siglo IX presentan a los monarcas astures y luego a los leoneses como continuadores de los reyes visigodos de Toledo, lo que quizá estos incluso se lo llegaron a creer[646], y también que entre los pueblos del norte se refugiaron a lo largo de las tres décadas que van del 720 al 750 algunos nobles visigodos que huyeron del territorio ocupado por los musulmanes[647], y que fueron ellos los que argumentaron esa continuidad histórica y, por tanto, la legitimación política de la resistencia frente el islam.



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